La transcreación no se limita a traducir el texto de un idioma a otro, ni tampoco a adaptar conceptos y expresiones, la transcreación va mucho más allá e incluye todo tipo de elementos visuales, formas, tamaños y preferencias culturales del país de destino.
Esto puede no parecer importante, pero en la práctica puede marcar la diferencia entre una campaña de marketing exitosa y una que no lo sea.
Dado que la cultura cambia de un país a otro, las características culturales y del lenguaje también lo hacen. Por ejemplo, una broma o un chiste en España no se entenderá de la misma forma en Australia, ya que puede que sea inapropiado, esté fuera de lugar o que, simplemente, no se entienda todo lo que se pretende transmitir. Adaptar el mensaje completo respecto al público objetivo y el mercado al que va dirigido ese producto o servicio es clave para diferenciarse de la competencia y conseguir llegar a los consumidores.